Estaba un cazador en la selva, después de tanto disparar a los
animales que veía pasar, se le acabaron las balas. De regreso estaba
todo temeroso de que no le fuera a salir un animal grande, de repente le
salió un león y el cazador empezó a decir Dios mío, por lo que más
quieras, has que este león se vaya de mi camino. Entonces el león se fue
sin hacerle nada, paso un rato, y se le apareció un oso.
Y el cazador empezó a decir, dios mío, perdón por haber matado a tus animalitos, no lo vuelvo a hacer, pero has que este oso se ponga a rezar. En eso el oso sé inca y se pone a rezar.
Entonces el cazador lo ve y dice que grande eres Dios. Y se escucha al oso decir: bendice señor estos alimentos que vamos a comer hoy.
Y el cazador empezó a decir, dios mío, perdón por haber matado a tus animalitos, no lo vuelvo a hacer, pero has que este oso se ponga a rezar. En eso el oso sé inca y se pone a rezar.
Entonces el cazador lo ve y dice que grande eres Dios. Y se escucha al oso decir: bendice señor estos alimentos que vamos a comer hoy.
Dos cazadores se encuentran en un bosque cuando uno de ellos cae
al suelo. El hombre parece haberse quedado sin aliento y tiene los ojos
vidriosos. Su compañero agarra el teléfono, llama al número de
emergencias y dice jadeando: ¡Mi amigo está muerto! ¿Qué puedo hacer?'.
La operadora le dice: Tranquilícese, puedo ayudarlo. Primero
asegurémonos de que efectivamente está muerto. Se crea un silencio y a
continuación se escucha un disparo. Al volver al teléfono, el amigo
dice: De acuerdo, y ahora ¿qué?
Al regreso de su primer viaje de cacería por Africa, un hombre
contaba a sus amigos: el primer día fuimos la pasamos en una explanada, y
ya por la tarde habíamos cazado un jaguar, dos liebres y un minoplis.
El segundo día, fuimos a la montaña, y tiramos dos jabalis, un
rinoceronte y tres minoplises. El tercer día, entramos al bosque y
matamos un tigre, dos leopardos y dos minoplises. Uno de los amigos que
le escuchaba le pregunta, inquieto: pero ¿qué son los minoplises?
Bueno, son unos animales raros, que andan en dos patas, y apenas le vas
a disparar se ponen a decir ¡mi no plis, mi no plis!.
En una ocasión estaban homenajeando a uno de los mejores cazadores
de tigres, y unos jóvenes aprendices se acercaron al cazador para
preguntarle algunas técnicas para cazar un tigre. El cazador les comenzó
a explicar: miren, primero se equipan de un rifle, una pistola, una
lanza, y un cuchillo. Cuando están en la selva, miran al tigre a lo
lejos, agarran el rifle y le disparan. Si fallan, el tigre se les va a
venir, pero agarren la pistola y le disparan. Si fallan, el tigre va a
estar más cerca y más enojado, pero agarren la lanza y se la avientan.
Si fallan, el tigre va a estar super furioso y ya casi arriba de
ustedes, pero agarren el cuchillo y se lo entierran. Pero si el tigre se
los tumba de una manotada, entonces ustedes agarren caca y embárrensela
al tigre en los ojos y corren. Entonces uno de los jóvenes le
contesto: y la caca de donde la vamos a agarra. El cazador le contesta:
ya para esas alturas van a estar bien cagaditos
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